
"La reversibilidad de la migración es una parte importante de la movilidad”, expresa Adela Pellegrino en el documento de trabajo Las políticas de migración y desarrollo.
“Crear las condiciones para que la población permanezca en el territorio, para que retorne si así lo desea y para que se revincule, si decide quedarse en el exterior, es una gran prioridad nacional”, concluye.
El 3% del total de la población mundial vive en un país diferente a su país de origen. En Uruguay, el fenómeno se acentúa, alcanzando al 12% de la población nacional. Algunas consecuencias demográficas de la emigración ya son casi lugares comunes: despoblamiento y envejecimiento. “En un país como el nuestro, el argumento más importante para apoyar en todo lo posible medidas de retención y recuperación es su dimensión demográfica: el país necesita de su población para cualquier proyecto de desarrollo”, afirma Pellegrino.
Esta ponencia de Adela Pellegrino fue presentada el 8 de mayo del 2008 como parte del Ciclo de talleres “Políticas de Población. Debate sobre políticas concretas,” que organizó la Fundación Rumbos con el apoyo del UNFPA. A sólo 5 meses de aprobada la Ley de Migraciones.
A partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares Actualizada (ENHA) 2006se plantea la relevancia, para el caso uruguayo, de los temas en boga en las políticas de migración y desarrollo en el ámbito internacional: las remesas y los efectos de la emigración en la fuerza de trabajo.
Las remesas, transferencias económicas enviadas por los emigrantes a sus familias, tienen gran impacto en Centroamérica y el Caribe. El estudio “Enviando dinero a casa”, conducido por el Banco Multilateral del Desarrollo Inter-Americano de Fondos de Inversión en 2006 estimó que 12.6 millones de inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos enviarían $45 billones de dólares en remesas para sus países de origen durante ese año. En Uruguay, sin embargo, el impacto estimado por el Banco Central (BCU) es de apenas el 0.5% del PBI.
El nivel educativo promedio de los emigrantes es superior al de la población residente en Uruguay. Una tendencia reciente es la emigración de trabajadores de servicios y vendedores. El bajo índice de remesas no compensa la disminución de la fuerza de trabajo.
Los asistentes al taller contaron sus experiencias acerca del fenómeno cultural de la emigración. Entre ellos, algunos docentes mencionaron que muchos de sus alumnos se forman con el objetivo de “trabajar fuera”. Si bien es cierto que uno de cada cuatro de los emigrantes retornan, y que en muchos casos son aquellos formados y calificados los que optan por el regreso, el fortalecer la vinculación y facilitar el retorno son áreas claves para el trabajo del gobierno con los uruguayos en el exterior. Fuente: Fundación Rumbos