Replicamos fragmentos de lo expresado por el Dr. Álvaro Portillo ex director del Departamento 20, fundador e impulsor de la Patria Peregrina. Semanario Brecha, 4 de Diciembre del 2009.El resultado del plebiscito para la consagración de garantías al voto de los ciudadanos uruguayos desde el exterior generó frustración, pero por encima de todo la sensación de no entender lo que pasó. Durante varios meses todas las encuestadoras la consideraban una “consulta fácil”, dado que el tema no estaba ideologizado y que además surgía como de inmediata comprensión. ¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que hubiera habido tanta falta de previsión?
A nivel general se sufrieron las consecuencias de no haber sabido llevar la discusión a la opinión pública. Cuando el congreso del Frente Amplio en diciembre de 2008 ubicó este tema como central y además lo hizo por amplísimos consensos, a partir de entonces prácticamente no se hicieron más esfuerzos por difundir y argumentar al respecto.
En las últimas semanas antes de la votación empezó a aparecer un sentimiento “desconocido” entre distintos tipos de votantes (progresistas, conservadores, nuevos votantes), que con razonamientos casi pueriles provenientes del sentido común comenzaron a irradiarse: “si se fueron que se las arreglen”, “si no pagan impuestos aquí para qué van a votar”, “cómo van a votar si no saben lo que pasa en el país”, y así sucesivamente.
Este tipo de argumentos efectivamente pueden considerarse pueriles y hasta incoherentes, porque en ningún caso se demanda que nadie pueda votar si no reside en el país. Ese sería el corolario de esas posturas que ni siquiera alcanzan a completar su “visión” en esa obvia conclusión. Evidentemente que ello fue producto de la ausencia de debate y de una gran desinformación. ...
En fin, se bajó el telón y el tema fue objeto de un contundente rechazo. ¿Es éste el triste final de una causa tan justa e importante para el país? Entiendo que, lejos de ello, hay que aprender y continuar con el propósito de garantizar el derecho al voto de los uruguayos en el exterior. Para empezar, corresponde retomar e incrementar la difusión de lo que significa la emigración uruguaya para el país, para avanzar en la comprensión de que los que se fueron no son omisos ni son traidores, y que además pueden ser de gran ayuda para el proyecto de desarrollo nacional.
En los primeros tres años de esta gestión de gobierno se inició la construcción de lo que fue dado en llamar el Departamento 20. Para hacer esta tarea se empezó por identificar una creciente cantidad de aspectos prácticos de utilidad inmediata para los emigrados y para el país, junto con una tarea de identificación de las colectividades en los distintos países en que residen y una laboriosa pero incansable prédica de su existencia aquí en Uruguay, intentando de esa forma construir esa conciencia del valor de una diáspora extensa y extendida para un país pequeño como el nuestro.
Para ello fue necesario un gran esfuerzo de difusión -dentro y fuera de fronteras- de la propuesta, y también intentar una profunda modificación de las estructuras estatales encargadas de realizar la vinculación, como es el servicio consular. Se hizo el esfuerzo de pasar de tener oficinas indiferentes a la emigración y ancladas en rituales burocráticos, a lograr una nueva estructura proactiva con las colectividades y siempre dispuesta a estar a su servicio. ...
¿CÓMO SEGUIR? En primer lugar corresponde esperar a que se instale la próxima legislatura en febrero de 2010 para retomar las negociaciones para encontrar alguna forma de avanzar en la consagración de estas garantías al ejercicio del voto en el exterior. Para ello habría que revisar los fundamentos jurídicos de la aplicación del régimen de mayorías especiales para la sanción de una ley que efectúe esta habilitación. Hay que recordar que notorios juristas uruguayos han opinado que en este caso no son necesarias esas mayorías y que, por tanto, con la mayoría simple sería posible efectuar el cambio. Por su parte es aconsejable cambiar la fórmula de voto epistolar por la de voto consular, en atención a las mayores garantías que ofrece, y desde esta perspectiva volver a intentar una negociación con la oposición.
En segundo lugar, surge como ineludible, en caso de reafirmar la voluntad política de construcción del Departamento 20, retomar el camino de una política clara y comprometida con el tema y con su secuela de acciones concretas, visibles y efectivas que hagan posible la vinculación. Ello solamente será posible si se desarrolla una importante reestructura del servicio consular (como ya fuera iniciada y luego interrumpida) que lo transforme en un eficaz y eficiente instrumento al servicio de la vinculación con los compatriotas emigrados.
Aunque el tema pareciera que tiene una maldición encima que se arrastra desde los tiempos del ignorado y olvidado exilio de nuestro prócer José Gervasio Artigas, los uruguayos hemos demostrado que aquellas causas en las que nos comprometemos no quedan fácilmente en el olvido. Reflexionemos adecuadamente, con serenidad e inteligencia, sobre las razones de lo ocurrido, para redoblar con ahínco y perseverancia nuestro vínculo entrañable con la patria peregrina.
Dr. Álvaro J Portillo
Fragmentos extraídos de nota publicada en Brecha - 4 de Diciembre 2009