
Durante su estadía en Chile, el presidente de la República, José Mujica, visitó la sede central de la organización, donde habló sobre la participación de la ONG en la política de vivienda nacional.
El presidente abrió la puerta para que Un Techo para Mi País participe del Plan de Impacto Habitacional, que pretende organizar una solución habitacional y aplicar planes sociales a los residentes de asentamientos irregulares.
Esta organización que nace en Chile, está presente hoy en 16 países. Es una organización que tiene tres aspectos que han sido destacados en los últimos días por representantes y voceros del gobierno: conocimiento en el área de la erradicación de asentamientos, acciones de voluntariado y financiamiento privado.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que se convierta en el brazo ejecutor del plan que proyecta el gobierno. Sin embargo, llamó la atención de las autoridades el hecho de que esta organización haya sido designada por el gobierno de Chile como el principal brazo ejecutor del plan de reconstrucción de viviendas que, tras el terremoto, aspira a levantar 30.000 en dos meses.
En Uruguay, hace siete años que está presente. Trabajan 200 voluntarios fijos, a los que se suman un total de 3.500 disponibles para realizar tareas.
El presupuesto del año pasado alcanzó los 21 millones de pesos (60% de aportes de empresas, 25% de fundaciones y 15% de particulares).
El modelo de Un Techo para Mí País consiste en tres etapas: construcción de viviendas de emergencia, habilitación social y vivienda definitiva.
Uruguay se encuentra fundamentalmente en la primera etapa. En estos siete años se construyeron 1.536 viviendas de emergencia. Se trata de habitaciones de madera y chapa de 18 metros cuadrados, sin baño, construidas sobre pilotes para que el agua no se meta en las viviendas.